Momento, ¿qué fue eso? ¿Una película mala? ¿Una sucesión incoherente de acusaciones insostenibles? ¿Una cosa rara que por mucho que la caretee no tiene nada que ver con la pintura? ¿Uno de los más grandes y aplaudidos fracasos del mundo contemporáneo?
¡No! Bueno, sí, pero además es Rembrandt’s J’accuse, la nueva película de Peter Greenaway. En un recorrido (visualmente) hermoso por los secretos más fascinantes y posiblemente apócrifos de La ronda nocturna de Rembrandt, Greenaway nos devela todo lo que se le ocurrió un día y terminó amontonando en una gran película que es como si fuera un ensayo, sólo que sin llamadas al pie ni notas al final que nos hagan suponer que realmente hubo una investigación seria detrás.
Aprenderemos, por ejemplo, que si en el cuadro domina el color negro es porque el autor quiso simbolizar lo siniestro del asesinato que la pintura denuncia. Nosotros acá pensando que era una característica pictórica de la época, y ahora resulta que la mitad de las obras de Rembrandt y de todos los pintores del barroco debieron querer denunciar asesinatos múltiples y conspiraciones criminales de todo tipo. Nos serán develados treinta y un secretos de los cincuenta que contiene La ronda nocturna, como por ejemplo que Rembrandt sabía perfectamente todos los pormenores del crimen y los denunció uno por uno en su pintura; aunque no se nos develará por qué los pintó en vez de decírselos a alguien, como por ejemplo a un juez (seguramente ese es el secreto cuarenta y dos).
¡Un documental emocionante que no te va a dejar descansar ni aunque te estés muriendo de sueño, porque cada dos minutos se anuncia un nuevo secreto con una musiquita de un volumen que despierta a los muertos! ¡Nominada a la "película conspirativa que se la da de ensayística y reveladora" del año! ¡Es como El código da Vinci sólo que... bueno, igual de mala pero diez veces más careta! ¡No dejes de perdértela, en los mejores cines!
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