En una nota publicada en Página/12 el periodista Gustavo Ajzenman afirma que los videojuegos están "encontrando su propio vocabulario, pero [...] no se [los] debe confundir con el arte interactivo". La frase no es completamente suya: en la nota, Ajzenman entrevista a varios miembros de la ADVA (Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentina), y es Agustín Pérez Fernández quien afirma:
—No es arte interactivo, sino juegos artísticos. No queremos perder esa identidad, porque es un lenguaje distinto que vale la pena explorar.
La distinción no me conforma. Si interpretamos el término arte interactivo literalmente, veremos que describe a los videojuegos con precisión: los videojuegos son, al fin y al cabo, obras de arte, y quién niega que son interactivos. Y afirmando que son obras de arte, juego artístico resulta tan redundante como poema artístico o película artística, porque sabemos que todo filme, independientemente (y esto es muy importante) de su calidad, es una obra de arte. Y sí, inclusive Brigada explosiva 3: misión pirata.
A lo sumo podría decirse que los videojuegos son un tipo particular de arte interactivo. O no, yo qué sé. Por defender una identidad, como hace o busca hacer Pérez Fernández, quizá vale la pena fabricar un par de aseveraciones imprecisas. A lo mejor arte interactivo no se aplica a toda obra de arte que es interactiva, talvez tiene un significado más estrecho. Lo qué sí sé (y acá doy fin a este extensísimo prolegómeno) es que para el chileno Alejandro Grilli J. el término videojuego tiene un significado amplio. Vean, si no, estas tres obras de su autoría que les dejo a continuación:
Prosopamnesia
La prosopagnosia es un desorden de la percepción que impide o dificulta el reconocimiento de caras. Prosopamnesia se juega con el ratón, y el objetivo (si es que hay uno) es tratar de reconocer una cara completa (con énfasis en tratar, porque nunca se logra). No tiene un final preciso. Hace un buen trabajo transmitiendo una buena dote de desesperación al jugador, ávido por reconocer un rostro. Un poco la desesperación que uno siente que le vendría si un día se despertara incapacitado de reconocer la parte más expresiva y reconocible del cuerpo humano.
Intervalo lúcido del individuo inconsciente
No tengo la más puta idea de lo que puede llegar a significar este juego. Si es que adherimos a que las obras de arte deben significar algo, claro está. Intervalo lúcido del individuo inconsciente es una cosa más bien tirando a rara, que también se juega a puro ratón, en la que tomamos el rol de un psicoanalista angloparlante bastante distraído de la perorata psicótica de su paciente hispanohablante. Ya sea una crítica al psicoanálisis, una referencia al test de Rorschach, un comentario sobre la imposibilidad de la comunicación o una excusa para divertirse haciendo garabatos, vale la pena jugarlo.
Deconstructivismo
Bastante similar a Prosopamnesia, aunque el único punto fuerte de contacto es el uso de imágenes aleatorias sacadas de búsquedas de Google, Deconstructivismo parece un experimento sobre la capacidad de manipulación de información visual a través de ActionScript 3. Proporciona una sola imagen a la vez (para cambiar de imagen hay que refrescar la página) que, también con el ratón, puede irse... cortando, supongo, en pedazos que se desplazan dependiendo de la dirección que les demos. Ya sea que se lo juegue por un rato o que se lo deje reproduciéndose sólo, al cabo de un tiempo se obtiene una versión muy distorsionada de la original.
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